Murió

Mirar el Cielo es asomarse con asombro a un nuevo y misterioso mundo (tu futuro) para encaminarse rumbo al propio destino, es un acto de corajes para salir de lo lineal.

Mirar el Cielo es comprender nuestro mundo poco a poco, por etapas: el porvenir del camino que viene hacia tí en tu andar, y sorprendido de encontrar aquello que no buscas, no siempre crees ver por anticipado las curvas y los accidentes del terreno.

Mirar el Cielo precisa un nuevo lenguaje, más íntimo, que nos hable de realidades y sueños, que contenga tanto lo objetivo como lo subjetivo de cada capítulo de tu vida.

En ocasiones somos los primeros en sorprendernos al descubrir un tesoro dentro nuestro que no sospechábamos, como si un hábil artista estuviera trabajando mezclando silencio y paciencia en el interior del corazón, despertando lentamente una estética, que nos susurra dulcemente algunas decisiones.

Mirar el Cielo es atreverse a ser, e incluye la lista de cosas a mejorar. Necesitas el coraje y la fe en tí mismo y en tu propio camino, a pesar de las dificultades y las ventajas que son inevitables y que requieren de tu sabiduría para elegir el rumbo.

Mirar el Cielo es comprender la magnitud de esta ventana llena de sutileza y siluetas.

Mirar el Cielo estrellado, como un poema silencioso sin palabras, que hace de techo a nuestro rincón de lo creado.

Mirar el Cielo es despertar de vanas esperanzas, de nada sirve el viento a favor, si primero no abrimos las velas de nuestros barcos.

Mirar el Cielo enseña que de todas maneras no hay ningún método fácil de aprender las cosas difíciles

Mirar el Cielo es una tarea fascinante de encarar con tenacidad y curiosidad en estos tiempos turbulentos.

Mirar el Cielo señala que buena parte de nuestro crecimiento es producto del descontento y representa una manera humana de contestar al saludo dorado y protagónico del Sol, sentimos que se nos manifiesta la creación como la obra de un coleccionista: un manuscrito perfumado de luz de estrellas.